Sin embargo, a pesar de los avances, el comportamiento no cambió lo suficiente. Por lo tanto, la Minera Cuzcatlán decidió complementar los radares con cámaras de velocidad, un paso más hacia el control total. Estas cámaras no solo captaban a los conductores que excedían los límites de velocidad, sino que también permitían aplicar sanciones o retroalimentar al conductor sobre su comportamiento al conducir. Este enfoque no solo redujo drásticamente los accidentes, sino que mejoró significativamente la seguridad de todos los involucrados en las operaciones mineras.